2.4 Llamada

Jacob

Algo andaba mal, no estaba seguro de qué, ni de porqué ese pensamiento me rondaba la mente como un abejorro molesto que no parase de dar vueltas a mi alrededor. No sabía de dónde provenía aquella sensación o a dónde pretendía llevarme, pero de lo que estaba seguro que no podía quedarme quieto.

-Jake- Seth me dio una palmada en la espalda una vez se hubo transformado en humano- ¿Te encuentras bien?

Intenté mirarle con tranquilidad, a pesar de que ya era lo suficiente maduro como para comprender mis problemas yo seguía viéndole como a un niño, un hermano pequeño al que debía cuidar.

-Me encuentro bien- Mentí con una falsa sonrisa- Es solo que estoy cansado.

Seth terminó de ponerse los pantalones y se quitó algunas hojas que se habían quedado enganchadas en su pelo.

-Vamos, tío- se quejó mientras iniciaba la marcha hasta su casa- No he tenido ni un momento de tranquilidad en todo el viaje… Edward está seguro de que Nessie se encuentra bien, la he dejado en buenas manos.

-No lo sé.

Era consciente de lo ridículos que podían parecer mis temores, hacía apenas dos horas que había hablado por última vez con Nessie, y sin embargo mi corazón se empeñaba en creer que no había escuchado su voz días. Ella estaba bien, me había asegurado que Andrew la estaba mimando, que no le faltaba nada.

-¿Es que la notaste preocupada por algo la última vez que llamaste?

-No- reconocí- Parecía incluso más feliz.

Seth se paró en seco y me miró de reojo con intentando mantener la seriedad.

-Ahora lo entiendo- supe por dónde iban a ir los tiros- Estás celoso.

-No estoy…- ¿O sí lo estaba?

-Esperabas que Nessie cogiera una pataleta cuando te fueras, o se mostrara un poquitín molesta.

Tuve que reconocerme a mí mismo que Seth tenía un mínimo de razón en ese aspecto, pero prefería que ella hubiera aceptado con tanta tranquilidad la separación, no quería que ni ella ni el bebé sufrieran cualquier tipo de estrés.

-Es solo que tengo la sensación de que algo no cuadra.

Seth abrió la puerta de la casa y ambos nos sentamos en el sofá de forma pesada, había sido un viaje largo y sin frutos. Los hijos de la luna seguían enviando a sus mensajeros cada pocas semanas, y aunque estábamos seguros de que no tenían idea a cerca del paradero de Nessie, no podía evitar estar intranquilo ante su negativa a hablar de forma pacífica.

- ¿Cuándo volverás?- Seth me pasó el mando de la tele en un intento de distraerme.

-He reservado un billete, pero no sale hasta esta noche.

-No deberías preocuparte tanto, hablas con ella contínuamente, ¿No confías en Nessie? Si algo fuera mal te lo diría, y más si el bebé estuviera involucrado.

-Ya.

Pero había algo, esa sensación, una desesperación que comenzaba en el centro de mi pecho y se ramificaba hasta mis extremidades. Como un mal augurio.

Volví a levantarme y apoyé la cabeza contra la pared en un intento de espantar los malos pensamientos. Seth tenía razón, no debía preocuparme… ¿Y si iba corriendo? Lo haría, de alguna manera, no tardaría mucho en llegar.

Mi compañero soltó un suspiro y apartó la vista de la pantalla.

-Jake, tranquilízate, llámala, date una ducha fría, ahógate en el baño, pero no me metas más presión, ha sido un día pésimo.

-Tienes razón.

Me dirigí con decisión a la pequeña mesita de la entrada y descolgué el teléfono, marcando torpemente el número del su teléfono móvil. Un toque, dos toques…

-¿Hola?

Era Nessie, su voz, su tono, su timbre…

-Hola cariño- hice un esfuerzo por mantenerme cálido- ¿Todo va bien?

Ella tardó unos pocos segundos en contestar, pero se me hicieron eternos.

-Va todo genial, Andrew ha ido a comprarme un poco de chocolate, ya sabes, un antojo- rió fríamente- Me está tratando como nunca.

-Me alegro- Y no supe si mentía o decía la verdad- Pronto no tendrá que comprártelo él.

-¿A qué te refieres?- escupió las palabras, como si sonaran confusas en su mente.

-Las cosas aquí no han salido como esperábamos, al parecer vamos a tener que cambiar nuestras estrategias, y siento que pierdo el tiempo si no estoy a tu lado.

Pensé que ella gritaría, o soltaría un suspiro, o una pequeña exclamación, pero ni siquiera pude oir su respiración a través de la línea. Y ella siempre respiraba de manera agitada ante la expectativa de reencontrarnos.

-Yo…

-Nessie, ¿Ocurre algo?

-Jacob, creo que deberías tomarte unas vacaciones. Ya sabes, estar con la manada, disfrutar de la libertad…

¿Nessie pidiendo que me alejara de ella? Me agarré a la pequeña mesa donde reposaba el teléfono, intentando mantenerme lo suficiente como para no romperla.

-No quiero estar con la manada, quiero estar contigo, estamos a punto de ser padres y soy yo el que deberías estar cuidándote.

Me obligué a callarme para no entrar en una discusión. Y su nuevo silencio, esta vez un poco más largo me inundó de angustia.

-Creo que yo sí necesito tiempo, estos días han sido geniales y…

-¿Geniales por qué? ¿Por qué no estabas conmigo o porque estabas con Andrew?

No debía dejar que los celos me asaltaran, estaba acostumbrado a ellos, durante muchos años habían sido mi pan de cada día, y sabía que no debía tenerlos cuando se trataba de una relación como la nuestra.

-Creo que ya sabes la respuesta.- Me negué a contestar, deseando que fuera una pesadilla- Jake, he estado pensando mucho, en todo lo nuestro, y me he dado cuenta de que necesito algo más…

-¿Más qué?- mascullé mientras la mesita empezaba a mostrar sus primeras grietas ante la presión de mis nudillos.

-Más normal- Me dolió más su indiferencia que aquella palabra- Y con Andrew todo parece más normal.

¿Acaso se había vuelto loca? ¿Era aquellos una broma pesada? ¿De verdad las hormonas podían jugarnos tal pasada?

-¿Pero qué estás diciendo- reí con nerviosismo- Eres una híbrida, Nessie, y llevas a un bebé híbrido en tu vientre, llevas a mi hijo.Y me estás diciendo que quieres pasar un tiempo con Andrew porque todo es más normal. ¿Quieres estar con Andrew?- Me mordí la lengua- Háblame con más claridad, porque intento conservar la calma, pero no me ayudas con tus respuestas.

-Jacob, estás sacando las cosas de quício, solo quiero que me dejes sola unos días, necesito pensar, necesito que me des espacio.

-¿Y por qué no pensabas lo mismo cuando estaba allí?

-Porque ahora estoy con Andrew- ¿Por qué no podía creer ni una de sus palabras?- Y con él todo es distinto, mejor… Quiero que me dejes un tiempo con él.

En ese momento el teléfono estalló entre mis manos, cortando por completo la línea.

-¡Jake!- Se quejó Seth a mis espaldas- ¡En cuanto vean eso van a matarme!

Ignoré sus comentarios y me dirigí hacia la estantería, donde tenía su móvil.

-Solo una llamada- comenté sin prestar atención.

-Ni hablar, ve a tu casa y coge tu móvil, no voy a ver cómo te cargas mi…

-¡He dicho una llamada!

Seth cerró la boca, pero se situó detrás de mí con el ceño fruncido. El teléfono de Nessie volvió a dar señal, y aquel sonido se introducía en mis oídos provocándome un pitido ensordecedor, nublándome la visión.

-¿Qué quieres, Jacob?

De nuevo aquella voz metalizaba que me estaba destrozando.

-Voy a ir.

-Si vienes ahora solo conseguirás estropearlo todo, ahora mismo no deseo estar contigo, ¿Lo entiendes? Quiero estar con Andrew.

-No voy a dejar qué…

-Tú no tienes por qué darme órdenes, es mi vida, mis padres me han dejado a su cuidado, papá le ha visto, sabe que no me hará nada, y tú solo haces que me estrese, que la salud de tu hijo se haga más débil.

La voz se apagó, como si hubiera comprendido que estaba pasándose de la raya, pero aquello ya no me importaba, había dejado de escucharla. Así que era verdad, aquella corazonada, la sensación de malestar… ¿De verdad había cambiado en tan poco tiempo? ¿Y si no me amaba realmente?

¿Podía mi propia imprimación haber afectado a su juicio y haberla hecho amarme solo por la proximidad a mis sentimientos? Y si ese sentimiento era tan efímero, tan cambiante…

No me importaron las quejas de Seth, hice el teléfono cachitos y me senté en el suelo en un inservible intento de ordenar las ideas, que se habían arremolinado en mi mente de forma confusa.

No podía ocurrirme esto, a penas llevábamos unos meses juntos, ¿O quizás un año? Parecía que hubiera sido toda la vida. Debía ser una confusión, o simplemente estaba cansada, demasiado tiempo sin separarse de mí, aquello ocurría en las parejas…

Maldije a mi parte lobuna, que me obligaba a exagerar los pensamientos y emociones hasta un límite en el que ni siquiera podía razonar. Y a pesar de haberlo evitado con todas mis fuerzas emití un aullido que culminó en una transformación en el salón de mi amigo.