2. Despedida

-Dios- Jake arrugó la nariz mientras tiraba su bolsa al sofá- Has vuelto a dejar que entren vampiros en casa.
-Alice ha venido a verme- me levanté y me dirigí al cuarto de baño- Me ha hablado sobre los pro-revelación, están empezando a causar estragos.
Jacob carraspeó incómodo.
-Ya lo había oído. No sabía si decírtelo, con lo del bebé…

Suspiré y me senté en la taza del vater. ¿Es que todo el mundo veía las noticias menos yo?
-¿Cómo te enteraste?
-En el trabajo se comenta mucho, y los más fantasiosos ya empiezan a hablar de vampiros y zombis. Y ya que hablamos de esto…- se inclinó hacia mí apoyándose sobre sus talones- Entiendes lo que significa algo así para la manada ¿Verdad?

Me costó unos segundos entender lo que quería decir.
-Nosotros sólo tenemos el deber de proteger los alrededores de la reserva, no puedes con el mundo entero- agarré sus manos con fuerza- Esto no es asunto nuestro.
-Eso es de lo que he intentado convencerme. Sam ha estado llamándome demasiado a menudo para hablarme del tema y siempre le respondo lo mismo, pero Nessie, en el fondo sabes tan bien como yo que no puedo obviarlo.
-¿Y has esperado a que yo me enterase de todo esto para soltármelo?- Me reí ante la impotencia- ¿Por qué no me lo dijiste cuando Sam te llamó?
-Estás de siete meses, no quiero alterarte, y sé que tú te sientes un miembro de la manada.
-No esperarás que os deje a un lado mientras os enfrentáis al mundo.
-¡A eso me refiero!- Contuvo el grito y se cogió la cabeza con las manos- No voy a negarte que seas una mujer lobo, ni que no formes parte de mi, pero Nessie, no debes meterte en esto.

Me levanté de vater furiosa, sabía que no era solo Jake, si no mis hormonas, pero siempre quería darme de lado, era insoportable.
-Si tú te metes yo también, y con más razón y derecho, soy lobo, pero también vampiro, y más fuerte que tú y tu manada de grandullones juntos.
-Estás embarazada, ¿Quieres que perdamos al bebé?
-No hay que actuar ya, podemos esperar dos meses a que nazca.
-¿Y luego qué?-Abrió el grifo de la ducha intentando acabar con la discusión- ¿Contrataremos una niñera para que se quede con él?
Entonces lo comprendí.
-No es solo por el embarazo… Ahora que soy madre esperas que mi vida sea cuidar de nuestro hijo y olvidarme de todo lo demás.
Intenté levantarme, pero me contuvo.
-Renesmee, estás temblando.

Lo sabía, pero no podía evitarlo, las verdades de Andrew se me arremolinaban en la mente.
-Suéltame, no soy un ama de casa.
Mi cuerpo empezó a convulsionarse, pero no hice nada por evitarlo.
-¡Nessie! Céntrate, ¿Es que quieres matarle?
-Yo…

Jacob tiró de mí y me empujó hacia el chorro de agua helada, que dejó completamente paralizado mi cuerpo durante unos segundos.
Miré hacia mi barriga, había faltado muy poco… el bebé dio una pequeña patada, intentando tranquilizarme y le acaricié mientras una lágrima rodaba por mi mejilla.

Mi marido no habló ni se acercó a mí, siguió mirándome desde los pies de la ducha.
-Lo siento- susurré pasados unos minutos.

Noté como mi ropa y mis zapatos se empapaban por completo, pero aun así no salí, sentía que si lo hacía me transformaría en lobo de un momento a otro.
-Yo lo siento…
-No hablaba contigo- le interrumpí sin mirarle- ¿Puedes cerrar la mampara? Necesito estar sola, por favor.
Hizo lo que le pedí sin llevarme la contraria y apagó la luz del baño mientras el agua seguía corriendo por mi cuerpo.

Me senté en la placa sin dejar de rodear mi barriga. El bebé no paraba de patear nervioso. ¿Hasta qué punto había llegado a transformarse mi cuerpo?
-Lo siento, lo siento…- El pánico no me abandonaba, si algo le pasara…- Estás bien ¿Verdad?
Otra patadita, era un luchador, o una luchadora… estaría bien, había salido a su madre.


Estuve sentada durante media hora sin decir una palabra más. Escuchando la respiración de Jake, que se había sentado al otro de la ducha.
Él no tenía la culpa, nadie la tenía. Yo me había buscado todo esto, se suponía que era lo que quería… Y no podía exigirle que abandonara su deber por naturaleza.
-Cariño…- Mi voz sonó rota.
No esperó a que dijera otra palabra. Descorrió la mampara y me levantó con delicadez sin cerrar el grifo, mojándose conmigo.
A pesar de que estábamos a oscuras pude ver las lágrimas en su cara.
-Sé que también es mi hijo, lo sé muy bien, pero alguien debe irse a luchar…
-Shh.
No quise discutir, y sabía que él tampoco lo deseaba.
Me besó con suavidad y empezó a quitarme la ropa mojada mientras yo hacía lo mismo con él.
-Debemos ser la pareja más estúpida del universo- sonrió cuando terminamos de desvestirnos.
-El bebé va a congelarse…
Reguló el agua sin parar de besarme y sentí que le quería más que nunca.
-Así que todo esto ha sido una estratagema para ducharte conmigo.
-Por supuesto, bromeé apoyándome contra la pared de loseta, aunque habría sido más divertido si no hubieras apagado la luz.
-Como si eso parase tu visión.

No salimos de la ducha hasta que la piel de nuestros dedos se arrugó, lo que era mucho decir, teniendo en cuenta que nuestras pieles eran increíblemente duras. No recuerdo si fueron horas o minutos. El bebé se había calmado por completo en mi interior, al igual que mi corazón y el de Jacob, que habían encontrado estabilidad el uno en el otro.
Luego Jake me arropó y se tendió a mi lado rodeándome con los brazos.

A la mañana siguiente desperté completamente sola.

-----------------------------------

Comprendo que estés enfadada, pero no sabía cómo despedirme de ti.
Edward y Bella llegarán esta tarde para recogerte, por favor, no hagas ninguna tontería hasta entonces.
Yo me voy con la manada durante una semana o dos, hay muchos asuntos que he pospuesto y debemos solucionar.
Perdóname, nada me haría más feliz que quedarme contigo y nuestro hijo, pero sabes que no puedo, y tampoco puedo arriesgarme a llevarte conmigo.
Te quiero

Jake

Releí la nota por centésima vez antes de tirarla a la basura y beber el último sorbo de leche. Sí, estaba muy enfadada, debía haberme dado cuenta de que lo de la noche anterior había sido una despedida, y no una forma romántica de ducharse.
Pero aún me enfadaba más el hecho de que pensara que no podía cuidarme sola, quizás papá y mamá vinieran a recogerme, pero eso no significaba que yo fuera a irme con ellos por las buenas.


Cogí la maleta y cerré la puerta del piso demasiado fuerte.
-¡Vaya!- Di un respingo al encontrarme a Andrew de frente- Has roto tres cristales del portal.
-¿Qué haces aquí?- Se suponía que estábamos peleados, pero el estar peleada con tantos hombres a la vez hacía que fuera demasiado difícil odiar a todos ellos.
-Quería disculparme por lo de ayer, no debí meterme así en vuestros asuntos.
-¿Vas a llevarme en coche?- Estaba exhausta de tanta discusión, y no quería decirle que en parte había tenido razón.
-Claro, por eso he venido. Sé que no te gusta pero…
-Hoy lo necesito.

Acepté que llevase mi mochila y me condujera al coche del brazo. Todo era un poco más llevadero con un amigo a mi lado.

Una vez hubo arrancado el coche Andrew volvió a hablar.
-¿Te ocurre algo?
-¿Por qué lo preguntas?- Le miré mientras conducía, estaba muy preocupado por mi, su rostro le delataba, era un libro abierto.
-Porque no pareces muy contenta. No quiero decir que estés fea, estás guapísima, como siempre, pero normalmente pareces más tranquila.
-Veo que te fijas en mí.
-Es mi deber como amigo- Mi miró de reojo sin apartar la vista del tráfico- Entones…
Decidí que decirle la verdad a medias no me mataría.
-Mi marido y yo hemos discutido, ha tenido que irse de casa y ahora…- pensé en la carta que me había dejado- No se si mis padres permitirán que me quede aquí sola.
-Vaya, no sé qué decir…
Llegamos a la avenida que daba a la facultad y aumentó la velocidad.
-No quiero irme.
-Y no deberías, pronto serán los parciales, perderás el curso si no vienes a clase.
-Díselo a mis padres- sonreí.
-Por supuesto que lo haré. ¿Cuando llegan? ¿Vendrán a recogerte a la facultad?
-Seguramente- comenté mientras aparcaba- Y seguramente vendrán con mis maletas ya hechas.
-¿Tienen las llaves de tu piso?
Me di cuenta de que había dicho demasiado. Apagó el motor del coche y salí.
-Sí, por si hay alguna urgencia.

Por una vez llegamos a tiempo a clase. Karen, Andrew y yo pasamos el día juntos, evitamos hablar de lo de Jake, él sabía bien que no me gustaba hablar de mi vida privada, aun así notaba que me miraba de manera extraña, quizás había comentado más de lo que debía.

Increíblemente conseguí concentrarme en las clases y olvidar que toda mi vida era un completo caos. No fue hasta la salida cuando la realidad vino a mí de golpe.
No habíamos bajado el último escalón del edificio cuando les sentí.
-Mis padres están aquí- suspiré buscándoles con la mirada.- No quiero irme…

Mamá corría hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja, no pude evitar devolvérsela y saltar a sus brazos. Papá, que venía detrás, nos abrazó a ambas a la vez con un ojo en mis amigos.
-Eh… - Karen puso cara de no entender nada- ¿Estos son tus padres?
-Somos sus hermanos.
Papá me miró de reojo y me sentí como una estúpida. Había olvidado por completo que yo parecía tener la misma edad que ambos, las hormonas me estaban jugando una muy mala pasada a la hora de ocultar el secreto.
-Oh, encantada, soy Karen- se ruborizó tanto que la sangre despertó a través de las densas capas de maquillaje blanco.
-Lo mismo digo, me llamo Edward- Papá le estrechó la manos con media sonrisa, leyendo los seguramente obscenos pensamientos de la mente de mi amiga con respecto a mi padre/hermano.- Veo que Nessie se rodea de buena compañía.
-Sí…
Andrew se adelantó para presentarse, estrechando primero a mamá y luego a papá.
-¿Por qué has dicho que eran tus padres?
-Un simple error, no he dormido muy bien esta noche.
Papá le miraba con un rostro que no pude descifrar, sin duda había algo que Andrew sospechaba.
-¡Bueno!- intenté cambiar de tema- ¿A qué debo la visita?
-Es mejor que hablemos de ello en privado- dijo mamá.
-Puedo invitaros a un café para que habléis con tranquilidad- Andrew saltó los escalones que nos separaban y se unió a nosotros, a pesar de ser más pálido de lo habitual el blanco cetrino de mis padres resaltaba.- Parece que va a llover, conozco un local justo aquí al lado.
-Claro- me extrañó que papá aceptara la invitación, pero obviamente se debía a algo que había leído en la mente de mi amigo.- Karen, ¿Te gustaría venir?
-Me encantaría- respondió mirando a mamá, que no estaba controlando muy bien sus emociones con respecto a mi amiga- pero tengo que terminar un trabajo para mañana.
-Siento que no puedas acompañarnos.- se volvió hacia nosotros- Andrew, te seguimos.