martes, 3 de julio de 2012
2. 9 Encrucijada
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martes, 13 de marzo de 2012
Libración, completo, en Junio.
Vengo para informaros de que este JUNIO publicaré 'Liberación' en su totalidad, con todos los capítulos.
Ahora mismo estoy escribiéndolos. Hay varias razones por las que no los voy a publicar uno a uno.
La primera de ellas es porque me es imposible tener un plazo fijo de publicación de los capítulos individuales (Hay días que puedo escribir tres, mientras que, por falta de tiempo, otras semanas me es imposible escribir ninguno.
La segunda razón es que he tenido varios problemas con personas que han dicho escribir el fic ellos mismos, y otras que me han dejado por mentirosa y plagiadora, asegurándo que no soy yo la autora de Despertar ni de Liberación. No quiero publicar mientras veo cómo esto sigue sucediendo, ya que me desilusionó y dolió que algo que hice con tanta ilusión fuera copiado de esta manera.
Siento mucho las ausencias, he tenido muchos asuntos privados que atender, y si he decidido publicar todos los capítulos juntos dentro de unos meses es, sobretodo, para no volver a decepcionaros con la espera.
Muchas gracias a todas las personas que me leéis.
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domingo, 17 de julio de 2011
2. 8 Hijo de la Luna
Jacob
‘En cuanto vuelva a ser humano ,si alguna vez vuelvo a serlo, te pegaré una patada en la entrepierna, luego te tiraré por el precipicio, bajare hasta ti y te meteré la cabeza en el agua hasta que te ahogues’
Seth estaba tirado patas arriba en mitad del bosque, removiendo el hocico en la arena, supongo que en un intento de meter la cabeza bajo tierra.
‘Nadie te ha pedido que hagas la guardia conmigo’ pensé sin dignarme a mirarle.
Seth dio un salto para ponerse a mi lado y miró al horizonte.
‘Tampoco se ha ofrecido nadie’
Decidí dejar la mente en blanco e ignorarle; lo primordial era encontrar a uno de aquellos licántropos antes de que amaneciera, sabíamos que no se dejarían ver a la luz del día; la luna les fortalecía, y estaba prácticamente llena.
Dios, deseaba terminar ya con toda esa historia y poder hacer lo que quisiera, volver a tener tiempo para mí; así podría ir a ver a Nessie, aunque fuera a escondidas, cuidarla desde la distancia, no sería la primera vez. No me importaba no poder tocarla si al menos la veía feliz; Aunque fuese en brazos de ese Andrew… desde el principio me había dado mala espina. ¿Habrían estado juntos desde antes de que yo regresara a Forks? Maldita sea, jamás debería haber vuelto, quizás si me hubiera quedado… ¿Pero cómo se atrevía ese blancucho? ¡Una embarazada! ¿La habría tocado? ¿Cómo…?
‘JAKE’ Seth comenzaba a gemir como un descosido, realmente no podía culparle, pero qué diablos, era mi amigo, que se aguantase un poco.
‘¿No se supone que deberías estar apoyándome y compadeciéndote de mí?’ gruñí.
‘Lo hice hasta que empecé a temer por mi cordura’ se dio la vuelta y se alejó unos metros ‘Ahora solo quiero matarte, ni te imaginas cuántas veces he tenido que ver en tu cabeza las distintas maneras en que puede cortejarse a una embarazada’
‘Gracias, amigo’
Ambos intentamos centrarnos en nuestra misión, Seth más que yo. Sabía que mi amigo tenía razón; yo mismo había tenido que soportar a un miembro de la manada lamentándose durante años de su amor perdido, y no era nada agradable; sin embargo me era imposible dejar de pensar en ella, ella lo era todo en vida, y si en ese momento estaba allí, intentando atrapar a uno de esos Hijos de la Luna, era por Nessie.
‘Voy a hacer una canción’ Seth se recostó de nuevo en el suelo sin dejar de mirar alrededor ‘Cómo mi amigo Jake consiguió que me marchara del país’
‘No te quejabas tanto de tu hermana’
‘Demonios, Jake, no tiene ni punto de comparación, creo que si escucho una vez más su nombre creeré que soy ella, puede que te bese…’
‘Leah ni siquiera estaba imprimada, no tiene ni idea de lo que duele’
Seth dejó de quejarse, sentí cómo se arrepentía de sus pensamientos. No era su culpa, era normal que estuviera cansado de escucharme, al menos se lo tomaba con humor; los demás había optado por alejarse de mí.
De repente algo se movió en a unos diez metros, entre los arbustos.
‘¿Has notado eso?’ Seth se adelantó unos pasos, completamente alerta.
‘Podrías ser cualquier cosa… No me distraigas’
Los arbustos volvieron a quedarse quietos durante unos instantes, pero no tardamos en escuchar el sonido de un palo rompiéndose.
‘Hay algo ahí…’ Seth hizo amago de gruñir, pero se lo pensó mejor al ver mi mirada.
La figura por fin comenzó a desplazarse, intentando alejarse de nosotros, hasta que no le quedó más remedio que salir del arbusto para echar a correr: era uno de ellos.
Sin mediar palabra Seth y yo salimos disparados hacia el hombre lobo.
‘Ahora ya puedes aullar’ pensé alejándome de él.
Mientras le adelantaba Seth comenzó a llamar a la manada con un agudo sonido, el licántropo era rápido, pero lo que no sabía es que estaba completamente rodeado.
Aceleré el paso, llegando al límite de mis fuerzas. Por fin un poco de distracción, notaba cómo mis patas se flexionaban y estiraban, dando todo lo que podían; el esfuerzo físico despejaba totalmente mi mente…
El Hijo de la Luna se encontraba a seis metros, cinco, cuatro, tres… Y de repente Sam salió de la nada y lo derribo desde la derecha. Tres segundos después todos los miembros de la manada les rodeábamos a ambos. Me adelanté hacia el interior del círculo, donde Sam y yo nos transformamos para agarrarle de los brazos y poder hablar con él.
-¿Qué queréis?- grité intentando que dejase de removerse.
Era un hombre enorme, más alto que nosotros, pero no tan musculoso, tenía vello corporal por todas partes y sus ojos relucían con la luz de la luna, mostrando sus rasgos lobunos.
-¡Dejadme! ¡Soltadme!- su voz se asemejaba más a un animal que a una persona.
-Sois vosotros los que habéis decidido meteros en esto.
Por fin el licántropo dejó de removerse.
-La tenéis escondida…- gimió-, pero averiguaremos dónde. No podéis ocultarla para siempre.
-¿Por qué no la dejáis en paz?- le apreté el brazo más fuerte sin siquiera darme cuenta.
-¡Es nuestra perdición! ¡Lo hemos visto!- estalló en un grito- ¡Y vosotros la estáis protegiendo!
-Ella no es ninguna amenaza…- empecé a retorcerle la piel.
-Jacob- Sam me miró-, para.
No tuve tiempo de contestar. El hombre lobo emitió un sonido agudo, sin duda para llamar a los demás. Ni siquiera tuvimos tiempo de prepararnos, comenzamos a escuchar fuertes pisadas en todas las direcciones.
-¡Transfórmate, Sam!- en menos de un segundo ambos volvíamos a ser lobos. El Hijo de la Luna se zafó de nuestras garras y corrió hacia sus compañeros; desde la distancia pudimos ver cómo al menos treinta lobos galopaban hacia nosotros.
‘¿Qué hacemos?’ Leah comenzó a ponerse nerviosa.
‘¡Retirémonos!’ Esperé a que el grupo saliera corriendo, y después de lanzar una última mirada a aquellos seres, seguí a la manada; solo nos persiguieron durante unos kilómetros, después el silencio cubrió la noche, y no volvieron a aparecer.
-¿Visteis la cantidad de peludos que había? ¡Y creíamos que eran dos o tres!
Embry se volvió a sentar en el sofá, frente al fuego.
-Les hemos subestimado- Sam acariciaba el cabello de Emily, tendido en la alfombra-, parece que han creado una base cerca de aquí. Puede que se hayan reunido todos para acabar con Nessie…
Intenté deshacerme del nudo que tenía en la garganta, sabía que ella estaba en un sitio seguro, que no debía ir a buscarla, y aun así no podía evitar desear que estuviera en esa cabaña, entre mis brazos, como Emily y Sam.
-Supongo que no tenemos de qué preocuparnos por ahora, no encontrarán nada- Seth se hallaba apoyado en el marco de la ventana, mirando hacia el exterior.
-De todas formas será mejor que no hablemos de dónde se encuentra- Leah miró a Sam-, podrían estar vigilándonos en cualquier momento.
-Sí, en realidad, mientras menos hablemos de ella, más segura estará.
Miré de nuevo a Sam, rodeando a la mujer que amaba; si él hubiera estado en mi lugar ¿Se habría conformado con eso? ¿Con dejar de hablar a cerca de ella y esperar a que no la encontrasen? Seguro que no.
-Y ya está ¿Verdad?- gemí mirando hacia las llamas-, hacer como si no existiera, eso será suficiente.
Todos se quedaron en silencio, con la cabeza agachada. Sabía que no tenían la culpa, que lamentaban mi sufrimiento, pero aun así comenzaba a odiarles, a ellos y a todos. Nessie estaba lejos de mí y a todos les parecía una buena idea; si ellos hubieran sabido lo que era… si hubieran podido sentir nuestra conexión… pero no lo hacían, y les detestaba por eso.
-Jake…- Leah se acercó a mí.
-Estoy un poco cansado-, me levanté frotándome la frente-, será mejor que me vaya a la cama.
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sábado, 16 de julio de 2011
2. 7 Progreso
-¿Cómo te encuentras?- Pregunté a Nahuel una vez hube terminado de comer.
Ambos estábamos sentados en la cama de mi celda, con una bandeja entre nosotros, los Vulturi habían permitido una visita diaria de mi amigo, y gracias a eso no me sentía del todo sola.
-Me recupero rápido- sonrió sin darle importancia.
-Sigues sin querer contarme lo que te hicieron…
Estaba un poco cansada de que incluso en una situación como aquella todo el mundo se empeñara en protegerme, iba a tener un hijo, no un infarto.
-Nessie, el castigo que recibí fue… digamos que merecido, fallé una misión que me habían encomendado- Nahuel se levantó de la cama y se sentó en un sillón frente a mí, estirándose-, pero la verdad, y no me importa que lo sepan, es que volvería a hacerlo.
No supe qué decir, sabía que ellos nos estaban escuchando, y esa era la razón por la que me era imposible preguntarle a Nahuel sobre qué opinaba a cerca de los procedimientos de losVulturi, no quería meterle en líos.
-Gracias- contesté finalmente intentando no ruborizarme-, eres un buen amigo, nunca te agradecí que trajeras a Alice de vuelta.
Nahuel se cruzó de brazos y se acomodó con aire relajado, sin dejar de sonreír.
-No hay nada que agradecer, es lo mínimo que podía hacer después de todos los problemas que causé. Llegué a pasarme un poco- agachó la cabeza-,ya sabes, las hormonas…
-Todo eso está olvidado.
Ambos permanecimos en silencio durante unos minutos, recordando tiempos que parecían pertenecientes a otra realidad.
-¿Sabes?- Nahuel rompió el silencio- Cuando me enteré de que estabas viva y sana… no pude con mi alegría, creo que acepté la misión solo para poder volver a verte.
-Vaya- aparté la bandeja de mi lado para tenderme en la cama-, supongo que eso es bonito.
-Sí- se rió-, de no ser porque intenté ayudar a que te capturasen los Vulturi…
-Es comprensible- suspiré mirando hacia el techo-, ahora eres uno de ellos.
De nuevo silencio; me habría encantado hablar con él a cerca de la opinión que le merecían aquellos vampiros, preguntarle si había matado a alguien ya… Sus ojos estaban más rojos que nunca.
Sí, aquella era otra cosa que me preocupaba, estando embarazada mis ansias de sangre estaban aumentando, si Aro llegaba a averiguarlo ¿Qué me obligaría a hacer? Intenté apartar aquél pensamiento de mi mente.
-Dime al menos cómo se encuentra Andrew.
La expresión de Nahuel cambió rápidamente.
-Intento ayudarle-confesó-, pero no es nada fácil. Digamos que está… descontrolado.
-Es comprensible- cerré los ojos-, eso que le han hecho es horrible.
-Si Aro puede presumir de algo no es de paciencia, Nessie.
Antes de que pudiera responder sentí unos pasos, demasiado lejanos para que Nahuel los percibiera, pero de sobra cercanos para poder ser escuchados por mí.
-Vienen Aro y una mujer- le susurré.
Los pasos eran firmes y constantes, y ambos estaban en silencio; sabía que era una mujer por su peso, muy ligera, debía tener la estructura de Alice.
-Será mejor que me prepare para irme- Susurró mi amigo levantándose de su asiento.
-Espera…- Alcé la mano hacia él-, ¿No podrías quedarte conmigo? No sé qué mal va a hacerme estar a tu lado.
-Estaré encantado de acompañarte si me dejan- se quedó callado unos instantes-, ahora los percibo yo también… Vaya, Nessie, eres buena detectando.
-Lo sé- le guiñé un ojo a modo de burla.
Ambos esperamos con impaciencia la llegada del líder, que a pesar de ir a una velocidad considerable, se demoraba más de lo necesario, lo hacía para ponerme nerviosa. Finalmente ambos entraron en la habitación; no me había equivocado, la chica que le acompañaba no debía haber sobrepasado los dieciséis años en el momento de su muerte; era extremadamente blanca y rubia, y delgada hasta los límites, como si de un momento a otro sus huesos fuera a salir a través de los pequeños pliegues de su piel; pero sin duda alguna era un vampiro, el corazón yacía inservible en su pecho.
-Te presento a Dianne, una de nuestras nuevas adquisiciones- la señaló mirándome a mí- Tengo que pedirte que te relajes, Renesmee, no te levantes de la cama.
No tuve más remedio que hacerle caso. Seguí tendida y miré al techo.
-¿Puede quedarse Nahuel?
Aro le observó de reojo.
-Supongo que no habrá problema alguno, sabe perfectamente que no tiene poder sobre mí.
Noté cómo Nahuel soltaba un leve bufido, pero su expresión no cambió un ápice.
-Muy bien Dianne, ya sabes lo que tienes que hacer- al ver que la chica se acercaba a mí me puse tensa e hice amago de levantarme-, no te preocupes, querida, ni tu bebé ni tú sufriréis daño alguno.
Sabía cuándo podía confiar en la palabra de Aro. Permanecí recostada y observé cómo la vampiresa llegaba hasta mí y me levantaba la camiseta, dejando al descubierto mi vientre.
-¿Qué vais a hacer?- quise saber.
-No se trata más que de una revisión- comentó el líder con aire distraído- ¿Dianne?
En cuanto la chica puso su mano en mi barriga di un respingo a causa del cambio de temperatura. Dianne cerró los ojos con fuerza y comenzó a palpar.
-Es fuerte- escuché su voz metálica por primera vez- Totalmente preparado…
Aro se acercó unos pasos más.
-¿Estás segura?
-Totalmente- contestó sin dejar de palpar.
Vi cómo una sonrisa se dibujaba en su cara. Comenzó a dar vueltas por la estancia, con la mirada perdida.
-Eso está bien…- se acercó a la puerta con aire distraído- Vamos Dianne, tenemos cosas que hacer.
-¿De qué va todo esto?- me levanté apartando a Dianne de mi lado.
-Como ya te he dicho solo era una revisión- contestó Aro abriendo la puerta-, dentro de unos minutos vendrán a recogerte, será mejor que te prepares.
Acto seguido ambos salieron de la estancia y cerraron la puerta tras de sí. Nahuel me miró con cara de confusión.
-Esto es un poco sospechoso- le susurré intentado librarme de la tensión acumulada.
-Lo sé- frunció el entrecejo.
Me levanté de la cama y cogí unos vaqueros cortos y una camiseta roja, los Vulturi me habían traído ropa para todo un ejército.
-¿Podrías darte la vuelta?
-Mmm, no estoy seguro- sonrió Nahuel echándome una mirada pícara.
-¡Eh!- sonreí agradeciendo la broma-, que soy una señora embarazada.
-Solo lo haré porque respeto a Jake.
Nahuel se puso de cara a la pared y yo empecé a vestirme; quizás, en otra situación, no habría tolerado sus bromas, pero en aquel momento agradecía todo lo que me distrajera mínimamente de la situación que estaba viviendo.
Justo cuando terminé de vestirme la puerta comenzó a abrirse de nuevo. Di un bote al ver a Jane entrar.
-¿Qué haces tú aquí?- la voz de Nahuel fue totalmente descortés al dirigirse a ella.
-Hola Bella- ignoró al semivampiro por completo-, soy una de tus entrenadoras.
Pocas veces había escuchado hablar a Jane, parecía un chica silenciosa, interesada únicamente en su poder y en la manera de utilizarlo contra los demás.
-No tengo nada que aprender de ti.- me alejé de ella todo lo que pude-, y ni se te ocurra hacerle nada a…
-Acompáñame- Jane se dio la vuelta sin mirar hacia atrás.
Los tres recorrimos el pasillo en un tranquilo paseo, eran órdenes del líder, nada de esfuerzo físico para mí. Nahuel me cogió de la mano intentando infundirme ánimos.
-No te preocupes, Nessie- dijo mirándome de reojo-, Aro no quiere que te hagan daño.
-Lo sé-, respondí apretándole la mano.
Cuando por fin llegamos a la sala de entrenamiento mi amigo se sentó en una de las bancas, a bastante distancia de nosotras. Jane estaba a unos cinco metros de mí, mirándome.
-Lo primero que tienes que saber es cómo funciona mi poder- comenzó Jane con aire solemne-, es bastante parecido al tuyo.
-Mis capacidades no tienen nada que ver con las tuyas- me resultaba insultante que se atreviera a compararnos.
-¿Sabes lo que hago para producir dolor, Nessie? Pienso en él hasta que me duele a mí misma. Tengo la capacidad de convertir la sensación de los recuerdos en un sentimiento real, palpable.
-¿Y?
- Y luego hago lo mismo que tú eres capaz de hacer. Transmito mis emociones a una persona.
-Yo no soy capaz de revivir las sensaciones de esa manera- negué con la cabeza.
-¿Alguna vez lo has intentado?- Había un deje de acusación en su voz, ya estaba acostumbrada a que vieran mi falta de practica como un signo de debilidad.
-Jamás intentaría hacer daño a una persona.
Las comisuras de los labios de Jane se doblaron en una falsa sonrisa.
-¿Crees que eso es lo único que soy capaz de hacer?
Noté lo que veía a continuación, Jane iba a utilizar sus poderes contra mí, sentí el deseo irrefrenable de huir de ella, salir corriendo, pero en cuanto estaba a punto de hacerlo una increíble sensación de paz y tranquilidad me recorrió de arriba abajo, relajando todos mis músculos. Quise cerrar los ojos y echarme al suelo a disfrutar de ese momento. Un ligero cosquilleo me recorría el estómago, como cuando Jake me abrazaba antes de dormir.
-Esto es…- traté de hablar-, ¿Lo has hecho tú?
-Aro quiere comparar hasta qué punto nos parecemos-, continuó-, aunque ya le he advertido de que sería inútil.
La sensación fue desapareciendo poco a poco, siendo sustituida por la habitual ansiedad que aquel lugar me producía.
-Está bien- asentí.-, quiero intentarlo.
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jueves, 14 de julio de 2011
2.6 Manada
Jacob
Cuando Edward colgó el teléfono tuve que controlar mis ganas de lanzarme contra él para sonsacarle hasta la última palabra de Nessie.
-Está perfectamente, Jacob- Edward me miró de forma severa y dejó el móvil sobre la mesa-, es la tercera vez que hablamos con ella hoy ¿Por qué no te relajas un poco?
-Sé que le ocurre algo.
Edward adoptó un gesto de pena que apenas pude soportar, todos habían recibido la noticia de nuestra separación como algo posible, dentro de lo normal, y aquello me mataba, porque el amor que Nessie y yo nos profesábamos jamás había sido simplemente ‘normal’.
-Jacob- Carlisle, desde el sofá, se unió a la conversación-, hay algo que debes comprender. Nessie es una chica joven, llena de vida. Puede tener el aspecto de una mujer madura, pero en muchos sentidos todavía es una niña, con sus dudas e ilusiones.
-Con todo el respeto- contesté con la mandíbula tensa-, esa niña está embarazada, sin cuidado alguno, en otra ciudad.
Bella se acercó a mí con gesto severo.
-¿Insinúas que no me preocupo lo suficiente por mi hija, Jake? No hace ni una semana que la vimos, hablamos con ella a diario, Carlisle le hace cientos de preguntas acerca de su estado.
-No es suficiente.
-Una revisión mensual, Jake, no podemos pedirle más. Tienes que aprender a respetar los deseos de mi hija.
No iba a conseguir convencerles; bajo su punto de vista Nessie era la típica hija emancipada con deseos de libertad. Les bastaba con hablar con ella tres veces al día y cansarla a preguntas acerca de cómo llevaba su embarazo; y en cierto sentido, en otras circunstancias, eso también habría sido suficiente para mí. Pero algo andaba mal, ella estaba sufriendo, y seguía amándome como el primer día, a pesar de sus palabras.
-Voy a ir a verla.- sentencié de manera firme.
Esta vez fue Seth el que se interpuso.
-Te necesitamos aquí, Jake; eres nuestro líder, y no sabemos cuándo aparecerán esos Hijos de la luna, pero están cerca.
-¡Más razón para vigilar a Nessie!
-Ellos no saben dónde está Nessie, aunque a tan poca distancia incluso podrían seguirte hasta ella. No veo ninguna razón para que vayas, tío…- relajó el tono-, yo siempre he querido tener mi tiempo de libertad, somos jóvenes, algo que tú ni recuerdas. Solo vas a conseguir que se enfade todavía más contigo.
Estaba cansado de pensar. ¿Eran ellos los que tenían razón? ¿Estaba pasándome? No, no podía ser; esa sensación seguía ahí, latente en mi interior, Nessie sufriendo… mientras hacía bromas y reía por teléfono.
No podía aceptar el hecho de que no quisiera estar a mi lado, yo me marchitaba sin ella; me sentía más débil, irascible y empequeñecido. Ella jamás me haría esto; pero sin embargo tenía derecho a hacerlo, no era ella la que estaba imprimada.
-No sé- tragué con dificultad-, puede que tengáis razón…
-Te necesitamos, Jake- repitió Seth-, la manada te necesita; no sabemos cómo enfrentarnos a esto.
-Está bien- suspiré ignorando cómo mi corazón se hacía añicos-, intentaré concentrarme.
-Gracias- Bella acarició mi hombro con cariño-, sé que esto es difícil.
-Inaguantable- dije más para mí que para ella-, pero dentro de tres semanas os acompañaré para ver cómo está; después de todo también es mi hijo.
-Estoy de acuerdo- me apoyó Edward, dando por terminada la conversación.
Todos nos quedamos en silencio. Bella se acurrucó en los brazos de su marido, rozándose las narices hasta ponerme enfermo; Carlile, por su parte, cogió el libro que había dejado en la mesa minutos antes y se dirigió a su despacho. Era hora de que Seth y yo nos marcháramos.
Cuando llegué al jardín me quité la ropa con rapidez e inicié la transformación. Al menos tenía una manera de liberarme de parte de la tensión estaba acumulando, aunque fuera a costa de la salud mental de Seth.
‘Jake, siento interrumpirte, pero tenemos que idear un plan de acción’
‘No me fastidies, espera al menos que nos reunamos con la manada’.
Escuché el quejido del lobo que se encontraba a mi lado mientras corríamos.
‘Genial, como quieras… total, solo estoy cogiendo una depresión gracias a tus pensamientos’
No me importó seguir dándole vueltas al asunto de Nessie, de todas formas no podía evitarlo, el dolor se intensificaba con las horas.
Para alivio de Seth llegamos hasta el resto de la manada en poco más de dos minutos, todos nos esperaban ya transformados y con gesto relajado. Seth volvió a gemir mirándome de reojo.
‘Agradecería enormemente poder discutir esto sin la voz de Jake en mi cabeza…’
Pensé en fastidiarle y seguir transformado, pero después de todo tenía razón, tanto la vida de Nessie como la nuestra dependía de que actuásemos de manera correcta.
Uno a uno nos volvimos a transformas en humanos, cuando Leah se hubo terminado de vestir Sam comenzó a hablar.
-Como todos sabéis hemos interceptado Hijos de la Luna rondando por los alrededores de la reserva. Parece que solo están vigilando, pero no podemos permitir esa actitud, están violando nuestra intimidad y nos amenazan de forma silenciosa.
-Yo no creo que supongan ningún problema- Leah se encogió de hombros-, mientras no hagan nada…
-Parece que no recuerdas lo que nos intentaron hacer a Nessie y a mí, no hace tanto tiempo de eso.
Leah me miró y asintió; De nuevo esa ridícula cara de pena con la que todos se habían empeñado en mirarme.
-Lo sé, Jake, pero no vamos a atacarle sin razón alguna…
-Hablaremos con ellos- miré uno a uno a los miembros de la manada-, no podemos seguir permitiendo que campen a sus anchas sin ninguna explicación, cada vez se acercan más. Sam tiene razón, es una amenaza silenciosa.
-¿Qué pasa con Renesmee?- Embry, a mi derecha, se apoyó contra el tronco de un árbol-, se supone que van a por ella.
-Parece que no la han encontrado, no nos han seguido hasta ella.
-Aun así, ¿No creéis que debería tener algo de vigilancia?
Sin poder evitarlo sentí agradecimiento al escucharle, al menos él también quería tenerla vigilada, sin embargo tenía que continuar siendo razonable.
-Creo que corremos más peligro enviando a alguien a vigilarla que manteniendo oculto su paradero.
-No sé- intervino Embry-, podríamos distraerles, que no se den cuenta de que falta uno de nosotros hasta que ya sea tarde.
-Ejem- carraspeó Seth con nerviosismo-, creo que Nessie está bien como está, chicos.
-Tiene razón- sentenció Sam-, preocupémonos por averiguar qué es lo que pretenden y después, si es necesario, trataremos otros temas.
Esperé a que todos expresaran su conformidad, yo era el primero que deseaba tener vigilada a Nessie. No solo quería vigilarla, quería besarla, abrazarla y pedirle una segunda oportunidad, necesitaba estar a su lado, pasara lo que pasara, y si eso significaba tener que volver a ser su amigo… así sería, pero a su lado.
-¿Jake?- Sam llamó mi atención.
-Sí- comencé a hablar- dentro de dos días será luna llena, y seguramente esos hombres lobo tendrán más fuerza de lo habitual; no podemos esperar hasta entonces.
-¿Acaso nos vamos a enfrentar a ellos?- Quill se removió incómodo.
-No es nuestra intención, pero no parecen seres muy…
-¿Educados?- intentó ayudarme Leah.
-Racionales- aclaré-, no sabemos si puede haber complicaciones, siempre es mejor prevenir. A partir de ahora debemos estar más atentos que nunca, el primero que vea a uno de ellos dará la voz de alarma, vamos a aclarar las cosas de una vez.
...........................
Me tiré de forma pesada en la cama con los pantalones enfangados, no había razón alguna para quitármelos; de haberme visto así Nessie me habría matado, pero ella no estaba para darme órdenes, ni siquiera quería verme.
¿Qué estaría haciendo? ¿Tendría que ver con Andrew ese repentino cambio? ¿Acaso ella...? Cerré los ojos.
Hijos de la Luna, esa era la prioridad… Sus emociones se alejaban cada vez más de mí, como si el vínculo que nos unía se disolviera poco a poco; temí no poder volver a sentir sus emociones nunca más, pero quizás eso era lo más correcto.
Dios, tenía que alejarla de mi mente o me volvería loco. Ella estaba bien, con Andrew, no necesitaba nada más. Las sospechas se repetían en un continuo ciclo, sobrepasando la obsesión: La idea de la imprimación, Andrew, mi hijo…
Nessie,
Nessie,
Nessie.
Apreté los puños, arrugando las sábanas a ambos lados, habría deseado arrancarme el corazón con tal de no sentir ese dolor una vez más, como si cinco dedos estrangularan mi pecho, sus dedos cortando mi vida, mi respiración. Y ese dolor en el fondo del estómago…
Nessie.
Ya era suficiente, me levanté de un salto y me dirigí al baño, cogí la maquinilla de afeitar y me puse frente al espejo. Llevaba muchísimo tiempo sin hacerlo, Nessie adoraba mi pelo largo, y yo solo lo llevaba por ella; lo llevaba.
Pasé la palma de la mano por los mechones, recordando cómo lo hacía ella, con aquella suavidad que la caracterizaba. Toda mi vida había sido por ella.
-Muy bien Nessie, seré lo que quieras que sea. Y haré lo que quieras que haga.
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2.5 Entrenamiento
-por supuesto- sonreí sentándome de nuevo en la silla-, es mi nuevo hobby, poner de los nervios a los lacayos de Aro.
Julian era experto en escudos, de una forma muy diferente a mi madre, un escudo que, de manera que no sabía explicar, también me afectaba a mí; aunque ‘experto’ era una palabra que solo él podría haber utilizado para referirse a su poder, que solo funcionaba cuando contraía todos los músculos de la cara y flexionaba las rodillas.
-Está bien- tiró de mi hacia arriba-, una vez más, Aro te ha ordenado que no pares hasta las cinco.
No necesité mucho esfuerzo para quedarme sentada en la silla, mirándole con una sonrisa; ya que aun no había encontrado la manera de huir lo mínimo que podía hacer era disfrutar de mi estancia; por alguna extraña razón Aro me necesitaba, por lo que parecía poco probable que me dañase.
- Julian- me crucé de brazos echando la espalda hacia atrás-, ¿Por qué tienes que poner esa cara de mono cuando bloqueas tu mente?
Julian soltó su cuarto grito consecutivo y se dio la vuelta; tras dos días de entrenamiento no había conseguido transmitirle imagen alguna, aunque para ser sincera mis intentos se habían reducido al mínimo.
-Dime, Renesmee- respiró con fuerza mirando hacia la pared que tenía en frente-, ¿Te gusta ser un diamante en bruto sin posibilidad alguna de ser tallado?
-Dime, Julian-Bueno- volví a levantarme para acercarme a él-, ¿Te gusta tener un poder totalmente inútil que además no sabes utilizar?
-¡Se acabó!
Julian salió corriendo y abrió los portones de la sala de entrenamiento de un golpe, dejándome completamente sola en la habitación.
Una semana encerrada en aquella cárcel… Echaba de menos a mis amigos, mi familia, a Jake… Ni siquiera me había permitido hablar con él, esa estúpida gorda era la que se encargaba de las llamadas, y ni siquiera podía saber qué le decían.
Sentí los pasos de Aro acercándose a través del pasillo principal, estaba enfadado; en solo dos días había aprendido a interpretar sus facciones, que aun pareciendo siempre corteses llegaban a ser verdaderamente terroríficas.
El líder de los Volturi entró en la habitación y me dedicó una amigable sonrisa.
-Así que portándote mal en clase- llegó hasta mí y puso una mano en mi hombro-, no era eso lo que teníamos acordado.
-Refréscame la memoria-, le aparté de un golpe-, ¿Debo hacer todo lo que me ordenéis sin conseguir nada a cambio?
Aro achicó los ojos, era su manera de mostrar que estaba reflexionando.
-¿Qué pides por tu colaboración, querida niña?
Le miré con atención, eso sí que no me lo había esperado, después de todo quizás pudiera sacar algo de mi cabezonería.
-Quiero hablar con Jacob- respondí con voz firme-, todos los días.
-Me temo que eso va a ser imposible- se dio la vuelta y comenzó a andar alrededor dela estancia-, pero se me ocurre otra idea. Si tú comienzas a colaborar… no iré a por él.
Aquellas palabras me sentaron como una jarra de agua fría.
-¿Es que estáis yendo a por él ahora?
Julian apareció por la puerta y se apoyó en el marco con media sonrisa:
-¿Acaso ves una manera más sencilla de controlar a una desvergonzada como tú?
Aro levantó la mano hacia Julian para que se callase.
-No deseo que nadie salga herido…, pero si tú me obligas, Nessie, tendré que aceptar el hecho de que tu marido sea un daño colateral.
-Yo no te estoy obligando a nada- comencé a temblar de forma descontrolada- eres tú el único que me obliga.
-¿Por qué entonces, me desafías de manera tan airada? No encuentro ningún otro motivo, debo asumir que deseas ser castigada.
Cerré los ojos intentando controlar mi instinto natural, al lobo que deseaba salir de mi interior.
-No le hagas daño a Jacob…
-Entonces obedéceme- Aro me miró fijamente con sus profundos ojos rojos.
Respiré varias veces antes de contestarle. No había manera de salir de allí, era imposible contactar con él; estaba demasiado lejos, todos ellos lo estaban. Y llevar la contraria a los Volturi no parecía servir de nada.
-¿Prometes no tocar a mi familia si colaboro?
-Tienes mi palabra.
El líder se situó frente a mí y estiró su mano para que la estrechase. En el momento en el que le toqué una enorme corriente de recuerdos, ideas y pensamientos fluyeron de mi cuerpo al suyo de manera natural. Aro cerró los ojos disfrutando del momento, como si no solo se quedase con mis recuerdos, si no que los disfrutase de manera perversa uno a uno. Su poder se veía cuadruplicado en contacto con mi piel.
Tuve que tirar hacia atrás para que me soltase. Él me miró por última vez y luego se dio la vuelta, pero por alguna extraña razón, supe que seguía observándome.
Julian no tardó en ponerse frente a mí con una sonrisa triunfal.
-Muy bien, empecemos desde el principio, acércate más a mí.
Lentamente, pero sin pausa, me acerqué a él hasta quedar a un palmo de distancia. Julian apoyó la palma de sus manos a ambos lados de mi frente y volvió a contraer el gesto. Era mi turno, debía transmitirle un pensamiento. En mi mente se dibujó la imagen de Julian cogiendo un cuchillo y clavándoselo a sí mismo una y otra vez.
-¿Qué te parece eso? – sonreí.
-¿Qué me parece el qué?- Contestó Julian recobrando su gesto habitual- ¿Acaso has intentado transmitirme algo?
Le miré con confusión, no lo había conseguido.
-Yo…
-No eres tan fuerte como crees, Nessie, tu orgullo te impide avanzar. A tu edad y deberías tener un control total sobre tu poder.
-Tengo todo el control que quiero.
-Vas a tener un hijo, un hijo con una madre débil, con un poder ilimitado que ni siquiera se ha molestado en explotar por él.
Sin que me lo pidiera puse las manos en su cabeza y volví a cerrar los ojos pensando en Julian siendo despedazado en miles de pedazos.
-¡¿Ahora qué?!- grité.
-No estoy seguro… -sonrió con satisfacción- Me ha parecido que querías decirme algo, pero no estoy seguro de qué.
-¿De verdad no has visto nada?
-¿De verdad no puedes atravesar esa barrera mía con la que tanto te metes?
-Hagámoslo otra vez.
Julian metió la mano en su bolsillo y sacó un pequeño reloj de oro.
-Son las cinco de la tarde, hay que descansar, órdenes de Aro.
-Acabamos de empezar.
-No, Renesmee, tú acabas de empezar- se dio la vuelta sin dejar de hablar-, yo llevo cinco días aguantando tu inmadurez.
Cuando Julian hubo desaparecido me quedé totalmente sola; aquellos eran los peores momentos, escasos pero insoportables; pronto un miembro del clan vendría a encerrarme en mi dormitorio, pero mientras tanto estaba allí, sola con mis pensamientos.
Jake, Jake, Jake… ¿Qué estaban diciéndole? Podía sentir su dolor, taladrando su corazón de manera continua. No era feliz, estaba sufriendo como pocas veces le había visto hacerlo, y no tenía manera alguna de transmitirle mi amor.
Fue entonces cuando se me ocurrió la idea. Yo podía transmitir todo lo que quisiera, ese era mi gran poder. Un poder, que como Julian se empeñaba en mostrarme, apenas había sido entrenado. Pero quizás, con su ayuda… algún día podría comunicarme con Jacob, y decirle todo lo que necesitaba.
A partir de ese momento no pararía hasta conseguirlo.
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